¿Habéis estado en una imprenta detenida?
Las linotipias acechan como panteras de hierro, las prensas se aferran al eje del planeta, las cizallas bostezan óxido.
¿Habéis visto llover azabaches sobre una charca superpoblada por ranas furiosas?
¿Quedan tantas ranas en el mundo?
¿Podemos llenar con ellas un océano y dejar a sirenas y trotones (sic) sentados a la orilla esperando a que se vayan los anuros para recuperar las olas y que sus pieles se exciten con los afeites salinos? (Porque todo sueño es ondulado.)
¿Habéis tratado de distinguir el zumbido de una sola avispa -la que sin duda os va a picar- entre todas las voces increíblemente menguantes de un enjambre?
¿Habéis hablado con las flores llamadas pensamientos y visto que entendían vuestra lengua en sus caras de gatos azules?
La nueva lingüística es un fracaso de la fonética, un triunfo de los colores.
Rendíos a esa idea. No tenéis pérdida ni canción, swing ni blue-note que os valga.
Sólo risas, sonrisas y juegos de esquimales en calor de iglús os harán libres.