Entreactos impuros

Ocultación oficial, anunciada y pública: lo último en transparencia. Es una pena que el aguafiestas la haya parado.

Lujo extremo | RPLl

CONTRABANDO. Leo que la condecoración a Álvaro Uribe le será entregada por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) en la clandestinidad y se me pone cara de santanderino medio bajo la llovizna del entretiempo con que la primavera demora el verano. Me pregunto qué métodos seguirán para convocar a los elegidos al acto privado de introducción del ex mandatario en la nobleza local del verano universitario (¿nocturnidad?, ¿llegada por turnos y puertas de atrás de los próceres?, ¿variados disfraces?) y descubro que lo que me pregunto en realidad es para qué sirve la UIMP si no es para poner medallas a gente como Uribe (bueno, o igualarla a gente diferente que simplemente, académicamente, tolera) y pagar los aplausos de cierta casta. Qué poco se usa ya esa palabra tan nuestra, tan menendezpelayiana: “rencor negro y tenebroso contra la propia casta, como si pretendiéramos librarnos de grave peso, echando sobre las honradas frentes de nuestros mayores los vituperios que sólo nosotros merecemos”.

REDADA. Me informan desde el punto aleph de que una vez más la conjetura de la autorregulación tenaz se ha cumplido. Uribe (con una lista larga de procesos abiertos por presuntos delitos contra los derechos humanos) exhibe poder, rechaza el galardón, se muestra indignado con sus aduladores, capaces de celebrar en un agujero antes que enfrentarse a la opinión del populacho. Él, que se ha enfrentado a un acuerdo de paz, no acepta el juego cobardica de esos flojos de la UIMP, que se han amilanado enseguida ante una inesperada reacción de la sociedad. El personaje, desde luego, no defrauda. Pero sobre los contritos próceres universitarios y su intento de disimulo se multiplican las gruesas pinceladas del esperpento.

JERGA. Escribo esto entre la mojiganga ya realizada del Brexit (parafernalia liberal que supongo sin otros efectos reales que el ruido y la furia contra los inmigrantes y más mimos a Gran Bretaña) y el plato principal (o quizá la eyaculación prematura) de las elecciones generales, así que esta anacronía lo es de veras porque el lector canalla sabe lo que yo no sé y estos párrafos han viajado en el tiempo hacia el futuro con su equipaje de prejuicios y deseos que -traidoramente- se habrán cumplido o no y que, al revés que la nave del Doctor, son más grandes por fuera que por dentro. Por eso voy a fingir que no estoy hablando de las elecciones (hay muy poca distancia entre la ‘l’ y la ‘r’) y me voy a montar casi un minifix-up (todo está lleno de slans, señor Van Vogt) o un casi cut-up sólo para ver si se animan a vagar por algunas zonas raras de internet. Busquen, busquen.

JAB. Y dicen que la concesión de la chapa y la ocultación de la ceremonia no son cuestiones políticas. Están obsesionados con despolitizarlo todo. Como aquel general golpista que nunca se metía en política. ¿Se acuerdan?

INDÍGENAS. Aquí cito la Guía del Veraneante Galáctico: “Aunque puede parecernos que el medio ideal del santanderino medio [sic, por la doble doblez] es inestable y que adora la terminología lluviosa (escampar, arreciar, calar, asubiar…), se trata de todo lo contrario, de una prevención o impetración contra lo variable; es casi siempre fachada, cartel, bochorno, taimado pragmatismo. Estamos hablando de un municipio que llama a la gestión cultural, es decir, a la propaganda, ‘economía del ocio'”.

MUNDANAL. El tipo del coche chunk tunk chunk jersey azulina sobre camisa blanca que insulta sobrao con la música a tope a los peatones que no se dan prisa en el mundo-cebra los llama gilipollas; excepto si los ve morenos: entonces los llama panchitos, tiraflechas, monos… El racismo es una máquina estúpida llena de vocabulario.

DADOS. Una hipótesis absolutamente anticonspiranoica sobre las decisiones del poder nos llevaría a negar cualquier posibilidad de que la concesión al señor Uribe de la medalla de la cúspide de nuestro emporio promontorio cultural veraniego (propaganda, economía del ocio) sea otra cosa que obra del más puro azar. Compulsiones o pulsiones de la libido hexaédrica de los que pueden ordenar esas cosas provocaron una secuencia de actos y entreactos irremediables y don Álvaro se vio merecedor del sino del obsequio que ahora desprecia (no me echáis ni me ocultáis, dice con su aire atildado de intelectual paramilitar, me voy yo porque quiero). Raras y aún más dispersas fuerzas semejantes se aliaron como los cristales de un caleidoscopio para avergonzar a la Institución (así, en abstracto mayúsculo) y forzar la ceremonia del escondite. Ocultación oficial, anunciada y pública: lo último en transparencia. Es una pena que el aguafiestas la haya parado.

PLACER. Me encanta hacer turismo por territorios fronterizos. Hay que aprovecharlos mientras queden.

ORO. Sólo por esa aportación a la historia del doblepensar (ya saben: esa manera de detener la historia) podemos considerar que albergar a la UIMP aquí es un lujo extremo.

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