Qué fácil es escribir cerca de la lluvia. La máquina del agua proporciona el estado de ánimo. La lluvia no es monótona; sólo lo son los cristales. Las gotas varían en densidad y ritmo. La luz tarda en hacerse poderosa. Los días son más largos. La tierra gana impactos, frío, solidez de paradoja-esponja y, si al anochecer escampa, espejos. Las palabras adquieren la calma de las bajantes de flujo continuo. El sonido es todo.