La mayoría de las bolsas de basura grandes son negras. Las hay también azules o verdes, pero emplean tonalidades mates que delatan su condición. Parece que alguien se sintió obligado a quitarles viveza a los colores para contener la basura. Las negras, curiosamente, son más brillantes.
El otro día estaba a la puerta de la oficina principal de un banco procurando no parecer un atracador a ojos de un vigilante provisto de un revólver más grande que él (de hecho, el arma no dejaba ver a la persona), cuando salió una empleada de limpieza arrastrando una de esas bolsas negras y brillantes repleta de cosas. La mujer dio los buenos días a la mano que acariciaba el arma y se detuvo un momento para dejar pasar a una clienta que llevaba bajo el brazo un bolsito granate tubular.
La clienta, de pronto, sorprendida, señaló la bolsa y preguntó: Pero, mujer, ¿qué lleva usted ahí?.
La empleada respondió con firmeza: ¿Qué quiere que lleve? Lo único que puedo sacar de un banco: basura.
La dama del bolsito tubular se perdió en la oscuridad interior y el revolver redujo ostensiblemente su tamaño.