Gracias al buen tiempo convenientemente informado el día anterior (esos capullos de meteorología casi insinúan lluvia), una hora antes ya se había congregado una multitud.
En la ceremonia oficial de celebración del Día de la Memoria ha habido este año varias novedades (añade esto -dicta el redactor jefe-:), sin que ello implique, por supuesto, perder un ápice del espíritu de esta conmemoración del asentamiento de la identidad autónoma. La más destacable quizá sea la nueva vestimenta típica, los blusones blancos con dibujos de líneas rojas basados en manos y signos parietales, adoptados en sustitución de los hasta ahora tradicionales, demasiado parecidos a las kufiyas, también rojiblancas, utilizadas por los saudíes que ahora proliferan (no pongas eso, sugiere que son demasiados, pon:) veranean en las playas amuralladas de las siete villas; de los cuales, por cierto hubo una nutrida representación que ocupó su propio palco, financiado por la Gulf Leisure Corporation (no se te olvide la foto y que se vea bien el logo).
Lucieron el renovado atuendo los miembros del gobierno y casi todos los presentes en la tribuna presidencial, así como buena parte del público. (Saca de las imágenes a los que llevaban el antiguo y no insistas en el tema… Bueno, no espera, di algo del vicepresidente. ¿Que se ha implantado genes de goma Reed Richards para mejor abrazar al séquito mientras saca pecho? Un día se te va a escapar algo así y vamos atener problemas). En una improvisada rueda de prensa el vicepresidente desmintió los rumores de ruptura de la coalición de gobierno a causa de los problemas en las consejerías de su partido (déjalo ya y habla de las orpiluzas. Bueno, no, sigue el orden…).
(¿Ponemos algo de la ATV y la ADO? Sí, algo hay que poner, no vaya a haber cambios…) Es de destacar el lugar de honor reservado a representación de la colonia turística permanente, que acaba de constituir la Asociación para la Tolerancia Vacacional como réplica a la Alianza para la Democratización del Ocio, muy activa durante la temporada veraniega en sus reivindicaciones contra lo que considera privatizaciones encubiertas de playas. El violento enfrentamiento entre activistas de la ADO, apoyados por antiasimilacionistas culturales, contra las empresas de reserva de espacios playeros exigió este verano la firme intervención del presidente. Que la ADO no haya sido invitada parece una toma de postura clara a favor de la política de tolerancia infinita hacia el turismo, si bien fuentes de la Consejería inisisten en el compromiso de examinar el asunto. (¿Es cierto eso? Qué va.)
El acto comenzó a las diez de la mañana, pero, gracias al buen tiempo convenientemente informado el día anterior (esos capullos de meteorología casi insinúan lluvia), una hora antes ya se había congregado una multitud (las tomas del dron no sirven; hay muchos huecos) que fue recibiendo con aplausos a las personalidades de distinto tipo mientras desfilaban festivamente antes de ocupar las zonas reservadas.
El ambiente era cálido (hay que decir cálido, entrañable, afable, qué tiempos aquellos en que el periodismo casi no usaba adjetivos) y se sucedían las inevitables discusiones y chistes (el jefe de protocolo ha sugerido que lo pongamos; une campechanía y vanguardia tecnológica, y eso mola) sobre el número de clonaciones que lleva el presidente, pero, como ya es atávico, en cuanto abrió los brazos y se puso de puntillas, se hizo un silencio fervoroso.
Después del discurso -disponible en el enlace-, se procedió al desfile de productores y representaciones gremiales.
Tras la presentación de los expositores deslizantes de las cofradías de quesos, anchoas y hortalizas recuperadas, artículos de lujo que gozaron de especial protección militar para prevenir los intentos de saqueo de años anteriores, se procedió al esperado desfile de neorpiluzas®, las gallinas hiperproductivas que se están implantando en toda la región a ritmo acelerado. (No saben a nada; ni la carne ni los huevos; las plumas son bonitas…). La policía tuvo que imponer orden cuando un grupo de personas que exhibían fotos de vacas tudancas, avestruces y alpacas intentó irrumpir en la impresionante marea de plumas que ocupó toda la avenida. (Lo de que quiten los avestruces me fastidia; el carpacho está bueno.)
Pero el momento culminante se produjo cuando, ya cercano el mediodía, cien mil camareros unieron sus bandejas en testudo para formar un espejo cuyo reflejo se hubiera visto desde Marte si los bombardeos no hubieran oscurecido la atmósfera. Hubo palabras de solidaridad para los resistentes de Hellas Planitia, que no pudieron grabar las imágenes esperadas. Tras la pasá final de las huestes hosteleras, se procedió a la suelta de unos cuatrocientos mil estorninos mutados, de vivos colores verdes, inspirados en el musgo autóctono, según el biodiseñador Hortuda (a ver si para el año que viene consigue que no defequen en pleno vuelo), que cubrieron el cielo de efectos luminiscentes hasta que fueron expulsados con ultrasonidos.
Varios grupos de xaphooneros animaron el baile hasta bien avanzada la noche. (Tengo resaca. Mándalo como esté y mañana, si hace falta, cortapegamos cosas.)