El caso es que, casi sin avisar, algunos relatos empezaron a parecer conjuntados y, aunque probablemente se tratara de la farsa de un instante, me dije ¿por qué no?, y sólo hubo que ponerle al objeto título y portada.
De manera tan sencilla surgen los libros.
Así que ahí está el enlace, humilde, sin ánimo de lucro, pero comercial al fin y al cabo.
A mí me gusta, claro; si no, no lo publicaría.